Es como volver al pasado, pero con aire acondicionado; hotel en una casa de 400 años rehabilitada manteniendo todo lo original posible, lleno de objetos y detalles decorativos; hay que preguntarle a Manolo, magnifico anfitrión. El desayuno rico, rico. Hoteles hay muchos pero como éste no. Solo falta el caballo amarrado en la puerta.