Desde la llegada, la estancia cumplió todas nuestras expectativas. Al llegar vimos que había muchas zonas de aparcamiento gratuito cerca del hotel ( a 200 metros encontramos varias) por lo que no fue necesario usar el párking del hotel.
La chica que estaba en recepción fue muy atenta y nos explicó todas las medidas que el hotel había llevado a cabo para evitar la propagación del coronavirus. Nos proporcionó en un sobre una mascarilla para cada uno y en la mesa de recepción había gel hidroalcohólico.
Por las circunstancias especiales en que nos encontramos tuvimos que apuntar la hora en que desayunaríamos y cenaríamos para que así pudieran tener un control de las personas que había en cada momento en el buffet.
La habitación cumplió ampliamente las expectativas y estaba muy limpia. La cama era muy cómoda y lo más importante es que desde dentro prácticamente no se escuchaba ningún ruido.
El desayuno muy completo y rico (las tortillas espectaculares), aunque quizás sí que eché en falta que el zumo fuera de naranjas exprimidas y no de cartón. La cena también muy buena y con mucha variedad. Además, en estas 2 noches diría que cambiaron de un día para otro prácticamente todo lo que ofrecían.
También pudimos acceder por 3€ cabeza al Spa que ofrecía el hotel. La verdad es que con lo barato que fue cumplió más que de sobra con las expectativas (Piscina climatizada, jacuzzi, sauna
etc)
Si alguna vez regresamos a Roses, seguro que volveremos a alojarnos en este establecimiento.